Rui Alexandre Gonçalves, PhD, MBA, es un líder en el sector de la acuicultura cuya carrera ha abarcado la acuicultura práctica, la investigación académica y la planificación estratégica en el sector agroalimentario mundial. Como Director Adjunto del Departamento de Acuicultura del Centro de Acuicultura Marina (MAC) de la Agencia Alimentaria de Singapur, es responsable de impulsar la innovación y diseñar estrategias a largo plazo para uno de los ecosistemas acuícolas más dinámicos de Asia.
Con un doctorado sobre los efectos de las micotoxinas en las especies acuáticas y un MBA ejecutivo en Alimentación y Agronegocios por la TIAS Business School y la Universidad e Investigación de Wageningen, Rui aporta una singular combinación de profundidad técnica y conocimiento del mercado. Su trayectoria profesional -desde operaciones en criaderos en Europa hasta investigación nutricional, desarrollo empresarial y liderazgo en el sector público- le ha proporcionado una visión holística de los retos y oportunidades a los que se enfrenta la acuicultura moderna.
En esta entrevista, Rui comparte sus ideas sobre la evolución del panorama de riesgos de las micotoxinas, la importancia de alinear la ciencia con la estrategia y el papel fundamental que desempeña la acuicultura para garantizar la resiliencia del sistema alimentario en un mundo cada vez más complejo.

La acuicultura desempeña un papel cada vez más importante en la seguridad alimentaria mundial, pero los retos a los que se enfrenta evolucionan rápidamente. En su opinión, ¿cuál es el papel de la seguridad de los piensos, especialmente en lo que respecta a las micotoxinas, en este nuevo panorama marcado por la innovación, la intensificación y los objetivos de sostenibilidad?
La seguridad de los piensos es fundamental para la rentabilidad y la sostenibilidad económica del sector de la acuicultura.
A medida que la industria sigue evolucionando, impulsada por la innovación, la intensificación y los objetivos de sostenibilidad, garantizar la seguridad y la calidad de los ingredientes de los piensos nunca ha sido tan crítico.
Las micotoxinas, a menudo subestimadas, son una preocupación creciente en el sector.
La ocurrencia de micotoxinas en los piensos para acuicultura está bien documentada y es un reflejo de la del sector ganadero, un hecho respaldado por años de datos de encuestas.
⇒ Esto no es sorprendente, ya que ambos sectores dependen a menudo de materias primas vegetales similares, sobre todo en el caso de las especies acuícolas de bajo nivel trófico.
Dado que el sector se enfrenta a una presión cada vez mayor para reducir su dependencia de los ingredientes de origen marino, la inclusión de más alimentos de origen vegetal se ha convertido en una estrategia clave para apoyar el crecimiento.
Aunque este cambio es vital para la sostenibilidad, también aumenta el riesgo de contaminación por micotoxinas, ya que ciertos cultivos utilizados en estas formulaciones son más susceptibles a las infecciones fúngicas que producen micotoxinas.
Los efectos de transferencia de estas toxinas, incluso a niveles bajos, pueden tener un impacto significativo en la salud, el crecimiento y la inmunidad de los peces, afectando en última instancia a la eficiencia alimentaria y a la calidad del producto.
Esto no solo compromete la rentabilidad de las operaciones acuícolas, sino que también pone en peligro la sostenibilidad del sector a largo plazo. Por lo tanto, en este panorama en rápida evolución, es crucial mitigar los riesgos de las micotoxinas.

Ha trabajado en múltiples continentes y sectores, desde criaderos y laboratorios de investigación hasta estrategia empresarial e innovación pública. ¿Cómo ha influido esta experiencia tan diversa en su perspectiva de la gestión de riesgos como las micotoxinas en la acuicultura?
¡Una pregunta muy interesante!
Creo que mi trayectoria profesional me ha proporcionado una perspectiva única y sistémica de la gestión de riesgos en la acuicultura, al haber tenido el privilegio de abordar el tema desde ángulos múltiples y complementarios.
Cuando se trata de cuestiones tales como las micotoxinas, esta diversidad de experiencias me ha enseñado que las soluciones técnicas por sí solas rara vez son suficientes.
La eficacia de las estrategias de gestión de riesgos depende tanto de la estructura del mercado, los marcos normativos, la concienciación de los agricultores y la dinámica de la cadena de suministro como de la ciencia.
Por ejemplo:
En sistemas muy integrados o en países donde las instituciones públicas apoyan activamente la innovación y el cumplimiento de la normativa, es más fácil introducir estrategias preventivas y alinear los incentivos en toda la cadena de valor.
En cambio, en los mercados fragmentados -como los de muchas partes del sudeste asiático- los incentivos económicos para un control riguroso de las micotoxinas suelen ser escasos, incluso cuando se dispone de herramientas técnicas.
Tener experiencia práctica sobre el terreno es una ventaja significativa, ya que profundiza en la comprensión tanto de la complejidad de los métodos de cultivo como de la mentalidad y las motivaciones de los agricultores y los fabricantes de piensos.
Por ejemplo, es evidente que los efectos subclínicos -como los causados por las micotoxinas- pueden pasar fácilmente desapercibidos en los entornos ajetreados de las piscifactorías, sobre todo en sistemas con una capacidad de control limitada.
Esta constatación me impulsó desde el principio a abogar por evaluaciones de riesgos más realistas, haciendo hincapié en la importancia de realizar pruebas en escenarios de contaminación relevantes sobre el terreno, en lugar de en condiciones idealizadas de laboratorio.
Tender puentes entre la ciencia, la estrategia y las operaciones no ha hecho sino reforzar mi convicción de que la gestión eficaz del riesgo en la acuicultura debe tener varios niveles, anclándose en una ciencia sólida, basándose en la realidad del sector, apoyándose en incentivos económicos y sustentándose en marcos políticos claros.
En esa intersección es donde radican tanto la complejidad como las mayores oportunidades.


Su tesis doctoral se centró en las micotoxinas presentes en las especies acuáticas en una época en la que el tema estaba relativamente poco explorado. ¿Cuáles fueron algunos de los principales retos a los que se enfrentó al principio y cómo se comparan con los que afronta la industria hoy en día?
Tuve la suerte de que la empresa en la que trabajaba en aquel momento apoyara mi doctorado sobre micotoxinas en la acuicultura, un campo que todavía estaba relativamente poco explorado.
Por aquel entonces, el conocimiento y la comprensión científica de las micotoxinas en las especies acuáticas eran bastante limitados. Desde entonces, el campo ha evolucionado considerablemente y muchos más investigadores dedican sus esfuerzos a estudiar el impacto de las micotoxinas en las especies acuícolas.

Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos al principio fue impulsar un cambio de paradigma en la forma de evaluar los riesgos de las micotoxinas.
En aquel momento, gran parte de la bibliografía académica se basaba en ensayos in vivo con niveles de contaminación elevados y poco realistas.
Aunque estos estudios eran valiosos desde el punto de vista toxicológico, no reflejaban los escenarios de exposición reales que se dan en las granjas.
Nuestro objetivo era aportar más realismo al debate realizando estudios in vivo con niveles de contaminación que reflejaran lo que se encuentra habitualmente en los alimentos acuícolas comerciales.
La exposición crónica a niveles bajos de micotoxinas era un importante punto ciego en la bibliografía, y abordarlo planteaba retos tanto científicos como de comunicación.
Hoy en día, me anima ver un número creciente de estudios centrados en niveles de contaminación más realistas.
Este cambio es crucial, ya que proporciona a la industria conocimientos más prácticos para la gestión de riesgos y la formulación de piensos.
Aunque ya no estoy totalmente inmerso en el tema, sigo de cerca la investigación y de vez en cuando contribuyo a ella.
Aún queda mucho por descubrir, sobre todo:
Respuestas específicas de cada especie
Efectos sinérgicos entre micotoxinas
El desarrollo de estrategias de mitigación eficaces
¡Sigue siendo un campo de trabajo fascinante y de gran relevancia!


A pesar de ser un problema bien conocido de seguridad de los piensos, las micotoxinas todavía tienden a pasarse por alto en la acuicultura. ¿Qué cree que sigue frenando un mayor compromiso del sector?
Es una pregunta excelente y compleja de responder.
En mi opinión, hay tres factores principales que frenan un mayor compromiso con la gestión de las micotoxinas en el sector de la acuicultura:
LAGUNAS DE CONOCIMIENTO EN LA CADENA DE VALOR
Muchas partes interesadas -especialmente las fábricas de piensos dedicadas exclusivamente a los alimentos para acuicultura- aún carecen de un conocimiento exhaustivo de las vías de contaminación por micotoxinas y de la prevalencia general de las micotoxinas en las materias primas más utilizadas.
Esto es especialmente cierto en el caso de los piensos de origen local en determinadas regiones.
Por ejemplo, en la región de Asia-Pacífico se utilizan con frecuencia ingredientes como tortas de cacahuete y diversos subproductos del arroz, que se sabe que plantean mayores riesgos de micotoxinas.
Sin una concienciación adecuada y una supervisión periódica, estos riesgos a menudo no se abordan. Sin embargo, es comprensible que dicha supervisión tenga un coste.
En ciertos casos, las fábricas de piensos pueden carecer de márgenes para acomodar tales programas de vigilancia.
SÍNTOMAS SUBCLÍNICOS E INESPECÍFICOS
Uno de los principales retos de la acuicultura es que la micotoxicosis en las especies acuáticas tiende a presentarse de forma subclínica.
Incluso en las especies más sensibles, los síntomas suelen ser sutiles, como la inflamación del intestino y el hígado, lo que provoca:
Reducción del consumo de alimento
Crecimiento más lento
Posible inmunodepresión
En sistemas más controlados, pueden detectarse estos cambios fisiológicos o de comportamiento.
Sin embargo, en la mayoría de los entornos acuícolas -donde todavía se están desarrollando sistemas sólidos de recopilación de datos y de control sanitarioestos signos (por ejemplo, disminución del apetito o crecimiento más lento) rara vez se atribuyen a la exposición a micotoxinas.
⇒ En su lugar, las infecciones secundarias causadas por patógenos oportunistas como Vibrio spp. suelen considerarse el principal problema, y las micotoxinas se pasan por alto como factor contribuyente.
FALTA DE INCENTIVOS ECONÓMICOS
Un tercer factor es la ausencia de incentivos económicos claros para dar prioridad a la gestión de las micotoxinas.
Recientemente he sido coautor, junto con el Dr. Albert Tacon, de un artículo científico titulado «Navigating Mycotoxin Regulations in Aquaculture: Balancing Stricter Legislation from an Economic Theory Perspective», actualmente en fase de publicación.
En él se analiza cómo la debilidad de los marcos normativos -y la escasa presencia de recompensas o sanciones basadas en el mercado (lo que se conoce como “incentivos económicos”)- no logra generar el impulso necesario para impulsar un cambio significativo.
Especialmente en el caso de las empresas acuícolas no integradas, la aplicación de un programa riguroso de gestión de micotoxinas no suele suponer una ventaja competitiva directa.
Sin presiones normativas ni claros beneficios comerciales, la motivación para invertir en estrategias preventivas sigue siendo escasa.
Animo a los lectores a estar atentos al artículo, ya que profundiza en esta dinámica.

Los sistemas tropicales y subtropicales presentan condiciones únicas para el desarrollo de micotoxinas. ¿Cuáles son los retos más acuciantes en estas regiones, especialmente en el Sudeste Asiático?
Es absolutamente cierto que, en las regiones tropicales y subtropicales, las micotoxinas relacionadas con el almacenamiento -como las aflatoxinas (AF) y la ocratoxina A (OTA) – se citan a menudo como la principal preocupación.
Si bien es cierto que estas toxinas pueden proliferar en condiciones de calor y humedad, la realidad sobre el terreno es más matizada.
Los estudios de la industria en el sudeste asiático y otras regiones tropicales han mostrado sistemáticamente un aumento de la prevalencia de micotoxinas derivadas de Fusarium, en particular:
Deoxinivalenol (DON)
Fumonisinas (FUM)
Zearalenona (ZEN)
Esta tendencia sugiere que el problema puede radicar menos en las malas condiciones de almacenamiento y más en la contaminación intrínseca de las materias primas que entran en la cadena de suministro de piensos.
Curiosamente, en gran parte del sudeste asiático, las micotoxinas de almacenamiento pueden ser menos problemáticas de lo que se suponía en un principio. Esto podría atribuirse a una combinación de factores:
Mejores prácticas en las fábricas de piensos.
Mayor concienciación sobre estas toxinas relacionadas con el almacenamiento (por ejemplo, el uso rutinario de adsorbentes de micotoxinas).
Rápida rotación de los piensos en las explotaciones, lo que limita el tiempo disponible para la proliferación de hongos.

En mi opinión, el mayor reto para la gestión de las micotoxinas en el Sudeste Asiático no radica tanto en el clima en sí, sino en los sistemas de producción y la estructura del mercado de la región.
Muchas explotaciones acuícolas funcionan en sistemas abiertos, expuestos al medio ambiente, donde los animales están sometidos continuamente a múltiples factores de estrés. Estas condiciones subóptimas dificultan enormemente a los acuicultores la detección de los primeros síntomas de micotoxicosis, sobre todo porque a menudo son subclínicos e inespecíficos.
Desgraciadamente, para cuando se produce una disminución notable del rendimiento o la mortalidad, los daños fisiológicos suelen estar muy avanzados y son difíciles de revertir.
La fragmentación del mercado agrava este problema.
En este contexto, la gestión eficaz de las micotoxinas debe llevarse a cabo principalmente en las fábricas de piensos, especialmente en lo que respecta a las micotoxinas de Fusarium.
Sin embargo, como se ha señalado anteriormente, los incentivos económicos para apoyar medidas de control rigurosas son a menudo inexistentes, sobre todo en las cadenas de suministro no integradas.


A medida que se generalizan los ingredientes alternativos y locales para piensos, ¿cree que simplemente estamos cambiando el perfil de riesgo de las micotoxinas o abriendo nuevas posibilidades de control?
Creo que estamos viendo ambas cosas: un cambio en el perfil de riesgo de las micotoxinas y, simultáneamente, la aparición de nuevas oportunidades para un control más específico.
CAMBIO EN LOS PERFILES DE RIESGO DE LAS MICOTOXINAS
A medida que el sector de la acuicultura avanza hacia un mayor uso de ingredientes locales y alternativos para la alimentación animal -como subproductos agroindustriales, nuevas fuentes de proteínas o cultivos infrautilizados-, estamos reconfigurando el panorama del riesgo de micotoxinas.
Estos materiales pueden introducir diferentes tipos de contaminantes fúngicos, incluidas micotoxinas emergentes y menos estudiadas.
Por ejemplo, mientras que el maíz y el trigo se asocian normalmente con toxinas de Fusarium como DON y ZEN, los piensos locales como la torta de palmiste, la harina de cacahuete o los subproductos de la mandioca conllevan riesgos de aflatoxinas, OTA o incluso de cocontaminación por múltiples especies fúngicas.
Así que sí, el perfil de riesgo está evolucionando claramente.
OPORTUNIDADES PARA ESTRATEGIAS DE CONTROL ESPECÍFICAS
También veo esta transición como una oportunidad para desarrollar estrategias de gestión de riesgos más inteligentes y adaptadas a las condiciones locales.
En cierto modo, trabajar con un conjunto más definido de ingredientes locales -donde podemos trazar patrones típicos de contaminación- puede permitir medidas de control más proactivas y rentables en toda la cadena de valor.
Por ejemplo, comprender las tendencias estacionales y la sensibilidad al almacenamiento de un determinado subproducto puede ayudar a las fábricas de piensos a optimizar el abastecimiento, las pruebas y el tratamiento.


La variabilidad climática está influyendo en la disponibilidad y calidad de las materias primas. ¿Cómo cree que afectará a la prevalencia y el perfil de las micotoxinas en los alimentos acuícolas?
Cada vez se reconoce más que el cambio climático es un factor importante en la aparición de micotoxinas.
Aunque la investigación sobre el tema se ha ampliado considerablemente en los últimos años, persiste una notable laguna de conocimientos que, a menudo, se traduce en amplias generalizaciones que no logran captar toda la complejidad de la cuestión.
Sin embargo, la evidencia es clara: la variabilidad climática va a afectar negativamente a la producción mundial de cultivos, no solo en términos de cantidad, sino también de calidad, con implicaciones directas para la seguridad de los piensos.

A medida que el aumento de las temperaturas y los cambios en los regímenes de precipitaciones obliguen a reducir o reubicar las zonas de cultivo, los cultivos se desarrollarán en condiciones cada vez más subóptimas, condiciones que aumentarán la susceptibilidad a la contaminación fúngica.
Podemos anticipar un cambio en el paisaje fúngico.
⇒ Se espera que especies termotolerantes como Aspergillus se vuelvan más frecuentes en regiones más cálidas, desplazando potencialmente a especies de clima más frío como Penicillium.
Es probable que este cambio altere el perfil de micotoxinas, provocando una mayor incidencia de aflatoxinas y otras toxinas favorecidas por el calor.
Pero no se trata sólo de la temperatura…
Los cambios fenológicos en los cultivos -el momento de la floración, el llenado del grano y la cosecha- también interactuarán con las ventanas de infección fúngica, influyendo en los niveles de contaminación y en el tipo de micotoxinas producidas.
Esto plantea varias cuestiones críticas:
¿En qué escenarios climáticos cambiarán más significativamente los perfiles de micotoxinas?
¿Serán más relevantes las micotoxinas “secundarias” o emergentes?
¿Qué ocurre con las micotoxinas enmascaradas bajo nuevos factores de estrés?
¿Seguirán siendo eficaces las actuales estrategias de mitigación?
Desde el punto de vista de la acuicultura, estas incertidumbres son especialmente relevantes.
Muchas fábricas de piensos dependen de materias primas globales -como el maíz, la soja y el trigo- que se ven directamente afectadas por las condiciones climáticas.
Con los posibles cambios en la idoneidad de los cultivos, el abastecimiento de ingredientes tendrá que ser aún más estratégico.
Regiones muy implicadas en la producción y exportación de ingredientes para piensos -como Brasil, Argentina, China, India y partes de África- ya están siendo identificadas como puntos calientes del cambio climático.
El efecto dominó sobre la seguridad y el coste de los piensos podría ser considerable, lo que justifica el creciente interés por los ingredientes circulares de producción local.
En este contexto, es esencial que la industria y los gobiernos no solo sean conscientes de estos riesgos en evolución, sino que también estén equipados con las herramientas necesarias para responder eficazmente.
Debemos reforzar y adaptar las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y los sistemas de gestión basados en el APPCC para hacer frente a las nuevas realidades climáticas y a unos perfiles de micotoxinas cada vez más impredecibles.
Será necesario revisar los umbrales reglamentarios y reevaluar qué micotoxinas merecen mayor atención, en particular las que actualmente se consideran de baja prioridad.


Los sistemas acuícolas adoptan cada vez más modelos circulares. ¿Cree que este cambio introduce nuevos riesgos de contaminación o puede ayudar a gestionarlos mejor?
En efecto, se trata de una cuestión difícil, ya que la relación entre las prácticas de economía circular y los riesgos de micotoxinas en la acuicultura sigue estando muy poco explorada.
El cambio hacia modelos circulares -en los que los subproductos y los flujos de residuos se reutilizan como ingredientes de piensos- ofrece claros beneficios para la sostenibilidad.
Sin embargo, también introduce variables nuevas y poco conocidas en lo que respecta a la seguridad de los piensos, sobre todo en relación con las micotoxinas.
En el caso de los subproductos vegetales, ya hay pruebas sólidas de que ciertos métodos de procesado pueden concentrar micotoxinas.
En lo que se refiere a los subproductos animales -como la harina de cabeza de gamba, los aceites de Pangasius y otros materiales procesados o hidrolizados que se utilizan cada vez más en los alimentos acuícolaslos riesgos están aún menos definidos.
Aunque algunos informes han detectado fumonisinas (FUM) en la harina de cabeza de gamba, la fuente de contaminación sigue sin estar clara.
En la acuicultura, donde los subproductos suelen proceder de una amplia gama de lugares y cadenas de procesamiento con diversos grados de control de calidad, los sistemas circulares también podrían ayudar a mejorar la gestión de la contaminación, siempre que estén bien diseñados.
Una mayor trazabilidad, cadenas de suministro más cortas y un abastecimiento más localizado de los piensos pueden permitir un control de calidad más eficaz y respuestas más rápidas cuando surgen problemas.


¿Qué especies o sistemas de cultivo considera más vulnerables a las micotoxinas y qué estrategias de mitigación deberían priorizarse en esos casos?
Dada la gran diversidad de sistemas y especies en acuicultura, ¡no es fácil responder a esta pregunta!
Dicho esto, la abordaré desde dos perspectivas distintas, centrándome en la vulnerabilidad de las especies en lugar de en estrategias de mitigación específicas, ya que estas últimas requerirían un nivel de generalización que podría no hacer justicia a la complejidad del sector.
ESPECIES DE AGUA DULCE DE BAJO NIVEL TRÓFICO
Las especies de agua dulce de bajo nivel trófico (por ejemplo, tilapia, carpas, bagres) suelen producirse dentro de modelos de negocio basados en márgenes de beneficio muy reducidos.
Los piensos destinados a estas especies suelen cumplir estándares más bajos, especialmente en lo que respecta al control de micotoxinas.
Aunque este grupo de especies se considera, en general, más resistente biológicamente a las micotoxinas, precisamente ahí radica el riesgo.
La combinación de estructuras de costes muy ajustadas, ingredientes de menor calidad en los piensos, el carácter subclínico de las micotoxicosis y una infraestructura básica en las granjas—con frecuencia expuesta a factores de estrés ambiental externos—genera un desafío intrínsecamente complejo y multifactorial.
En otras palabras, este grupo es probablemente el más expuesto al riesgo de micotoxinas.
Es importante destacar que las especies de agua dulce de bajo nivel trófico representan aproximadamente el 41 % de la producción acuícola mundial.
Esto significa que incluso pequeñas pérdidas en el rendimiento del crecimiento o en la supervivencia— ya sea directa o indirectamente relacionadas con la exposición a micotoxinas—pueden traducirse en miles de millones en costes directos para el sector, sin contar los costes indirectos asociados al mayor uso de medicamentos y a los impactos medioambientales.
Las dinámicas económicas y operativas de los sistemas de agua dulce de bajo nivel trófico los convierten en un grupo especialmente relevante al considerar el impacto total de las micotoxinas.
Si bien estas especies pueden mostrar una mayor tolerancia biológica, también son más vulnerables desde el punto de vista económico.
⇒ Los efectos subclínicos pueden pasar desapercibidos durante demasiado tiempo y, dada la escala de producción y los márgenes reducidos, incluso pérdidas modestas pueden acumularse y generar un impacto significativo en todo el sector. Para estas especies, será fundamental implementar estrategias de mitigación rentables y adaptadas, centradas en la monitorización, la mejora de la calidad del pienso y la modernización de las infraestructuras de las granjas.
ESPECIES MARINAS CARNÍVORAS
Cuando se trata de especies marinas carnívoras (incluidos los langostinos), está científicamente demostrado que estos animales—especialmente los que se crían en ambientes marinos—son, en general, más susceptibles a las micotoxinas.
⇒ Sin embargo, suelen beneficiarse de una estructura de costes más favorable y se alimentan con ingredientes de mayor calidad.
Aunque su estructura de costes es favorable, su mayor sensibilidad a las micotoxinas significa que las consecuencias de la exposición pueden ser más agudas.
En estos casos, se recomienda encarecidamente una estrecha vigilancia y una gestión adecuada de las micotoxinas.
El rendimiento de la inversión (ROI) de las medidas de control en estos sistemas suele ser positivo, lo que hace que la prevención no sólo sea biológicamente necesaria, sino también económicamente acertada.


¿Cuáles son algunas de las desconexiones prácticas que observa entre la investigación sobre micotoxinas y su aplicación en las operaciones acuícolas del mundo real?
En el sector de la acuicultura, todavía estamos en las primeras etapas de comprensión de los impactos de las micotoxinas en las diversas especies que cultivamos, especialmente en comparación con nuestros homólogos en la ganadería.
Esto es especialmente difícil si tenemos en cuenta que, según la FAO, se cultivan 564 especies acuáticas, sin incluir los híbridos.
Como he mencionado antes, existe una necesidad crítica de investigación que explore los impactos de las micotoxinas en el mundo real, en particular utilizando niveles de contaminación realistas y considerando la exposición a múltiples micotoxinas.
Lamentablemente, algunas de las investigaciones que se llevan a cabo en la actualidad siguen basándose en escenarios de exposición poco realistas, con niveles de micotoxinas alarmantemente elevados que no son representativos de lo que suele ocurrir en las condiciones reales de cría.
⇒ Esto significa a menudo que los resultados no son directamente aplicables a las prácticas cotidianas del sector.
Además, muchos de estos estudios se centran en la exposición aguda a altos niveles de micotoxinas durante periodos muy cortos, en condiciones óptimas, lo que no refleja las exposiciones crónicas de bajo nivel que son más comunes en los entornos de producción.
Esta discrepancia entre la investigación y las condiciones del mundo real corre el riesgo de enviar un mensaje equivocado a la industria, sugiriendo que la gestión de las micotoxinas no es tan crítica o que sus efectos no están tan extendidos como lo están en realidad.
También existe el reto de traducir los resultados académicos en recomendaciones prácticas para los productores.
La investigación no suele tener en cuenta las limitaciones prácticas del sector de la acuicultura, como:
- ⇒ La complejidad de la gestión de las piscifactorías
- ⇒ La falta de tecnologías avanzadas de seguimiento
- ⇒ La diversidad de las especies cultivadas
Es fundamental colmar esta brecha entre investigación y aplicación, y es importante que los futuros estudios aborden estos factores del mundo real con mayor eficacia.
Además, debemos tener en cuenta las variaciones regionales y sectoriales, sobre todo en lo que respecta a las fuentes de alimentación, las prácticas de cría y las condiciones medioambientales, que pueden influir en el modo en que las micotoxinas afectan a las distintas actividades acuícolas.

Las tecnologías digitales y los sistemas de datos están ganando terreno en la acuicultura. ¿Cómo pueden utilizarse para mejorar la detección, prevención y trazabilidad en la gestión de micotoxinas?
Las tecnologías digitales y los sistemas de datos mejorarán significativamente la gestión de las micotoxinas en la acuicultura, sobre todo al potenciar la detección, la prevención y la trazabilidad.
- ⇒ Los sensores automatizados y las herramientas analíticas pueden proporcionar un seguimiento en tiempo real de los niveles de micotoxinas en los piensos y las especies acuáticas, permitiendo una identificación temprana de la contaminación.
- ⇒ Los métodos no invasivos, como la espectroscopia de infrarrojo cercano (NIR), pueden agilizar las pruebas in situ y ofrecer resultados inmediatos.
- ⇒ El análisis predictivo, impulsado por el aprendizaje automático y los datos climáticos, puede predecir los riesgos de micotoxinas basándose en factores medioambientales y tendencias históricas.
Esto ayuda a adoptar medidas preventivas, como ajustar los plazos de cosecha u optimizar las condiciones de almacenamiento y reducir costes.
- ⇒ Los sistemas digitales de la cadena de suministro también pueden permitir un seguimiento preciso de los ingredientes de los piensos desde el origen hasta la granja.
- De este modo se puede rastrear rápidamente cualquier contaminación, lo que mejora los tiempos de respuesta y las medidas de seguridad alimentaria.
No obstante, creo que el punto más importante puede ser la integración de datos y la detección precoz.
El verdadero poder reside en integrar estas tecnologías con datos más amplios de las explotaciones, entre ellos:
Calidad del agua
Hábitos alimentarios
Patrones de comportamiento
En la acuicultura, donde la micotoxicosis se presenta a menudo de forma subclínica, la combinación de la monitorización de micotoxinas con datos sobre el comportamiento -como cambios en la ingesta de alimento o en los niveles de actividadpermite la detección precoz de problemas antes de que provoquen pérdidas graves.
Mediante la recopilación y el análisis continuos de estos datos, las explotaciones pueden gestionar los riesgos de forma proactiva, ajustando las prácticas en tiempo real para minimizar el impacto de las micotoxinas.



Más allá de los adsorbentes y detoxificantes, ¿qué potencial ve en ámbitos como la salud intestinal, la inmunidad o la gestión del microbioma para mitigar el impacto de las micotoxinas?
La cría de animales es intrínsecamente multifactorial, ya que los animales están constantemente expuestos a diversos factores de estrés, y esto es aún más pronunciado en la acuicultura.
La mayoría de los sistemas de acuicultura siguen estando expuestos al entorno exterior y se gestionan con una infraestructura de explotación relativamente básica, con la notable excepción de la industria del salmón y unas pocas especies de alto valor producidas mediante RAS.
En este contexto, las micotoxinas se convierten en “un factor más a gestionar” dentro de una larga lista de retos operativos y medioambientales.
Con demasiada frecuencia, las soluciones sobre el terreno -ya sean fitógenos, pre/pro/post-bióticos o captadores y detoxificadores de micotoxinas tradicionales- se desarrollan y comercializan en silos.
⇒ Su integración en estrategias más amplias de salud y rendimiento es limitada, a pesar de que la realidad de las explotaciones exige un enfoque más sistémico y sinérgico.
Para responder directamente a su pregunta:
«Creo firmemente que la gestión de las micotoxinas en la acuicultura debe evolucionar hacia un paradigma más holístico».
En lugar de centrarnos únicamente en reducir el impacto de unas pocas micotoxinas bien conocidas y reguladas, deberíamos integrar estrategias más amplias de salud intestinal, inmunidad y microbioma en nuestra caja de herramientas de gestión.

Esto es especialmente importante porque los piensos contienen a menudo una compleja mezcla de micotoxinas emergentes o mal caracterizadas, para las que no disponemos de contramedidas específicas.



Dado el carácter mundial del comercio de alimentos acuícolas, ¿cómo influyen las diferencias normativas entre regiones en el control y la percepción de las micotoxinas en la acuicultura?
Es una pregunta muy importante, gracias por plantearla.
Disculpad que vuelva a hacer referencia a mi publicación más reciente, pero este es también un tema clave que exploramos en el documento.
Como argumentamos, la regulación de las micotoxinas en la acuicultura sigue siendo en gran medida inexistente, incoherente o incluso engañosa en las distintas regiones.
El tema es complejo y difícil de abordar plenamente en una respuesta breve, pero cuando nos centramos específicamente en el comercio mundial de productos básicos, la necesidad de normas reglamentarias armonizadas se hace evidente.
Dado el enorme volumen y la diversidad de ingredientes de piensos que se comercializan internacionalmente -muchos de los cuales no son específicos de cada especie-, un primer paso práctico podría ser un marco normativo general aplicable a todos los sectores de producción animal.
De hecho, ya existen marcos de este tipo para determinadas materias primas y regiones, y su ampliación para cubrir un espectro más amplio de piensos ofrecería beneficios inmediatos tanto a la acuicultura como a la ganadería, con consecuencias económicas menores.

Dicho esto, la acuicultura requiere un enfoque más matizado.
La sensibilidad específica de cada especie a las micotoxinas varía mucho y algunas especies acuáticas -como determinados peces y langostinospueden ser más propensas a la acumulación de micotoxinas en el músculo o los despojos.
En las regiones donde se consumen estos subproductos, esto plantea posibles problemas de seguridad alimentaria.
Por supuesto, la aplicación de directrices normativas también implica costes de inspección y seguimiento, que deben tenerse en cuenta, especialmente en los mercados en desarrollo. Pero, a largo plazo, una normativa armonizada y con base científica -complementada con programas de seguimiento específicos- mejoraría notablemente la seguridad de los piensos y generaría confianza en toda la cadena de valor mundial de los alimentos acuícolas.

De cara al futuro, ¿qué lagunas de conocimiento o innovación cree que aún debemos abordar para construir un enfoque más resistente y con visión de futuro frente a las micotoxinas en la acuicultura?
De cara al futuro, hay varias lagunas críticas en materia de conocimientos e innovación que debemos abordar para construir un enfoque más resistente y con visión de futuro de la gestión de las micotoxinas en la acuicultura.
BIOMARCADORES DE LA EXPOSICIÓN A MICOTOXINAS
Dada la naturaleza generalmente subclínica de la micotoxicosis en las especies acuícolas, el desarrollo de biomarcadores para la detección precoz del impacto de las micotoxinas en peces y langostinos supondría un avance significativo.
Los biomarcadores podrían proporcionar a los veterinarios una herramienta fiable para diagnosticar la exposición a las micotoxinas antes de que se manifiesten efectos sanitarios más graves, como la vulnerabilidad a las enfermedades o la pérdida de rendimiento.
En la actualidad, aparte de algunos ejemplos limitados, como la relación entre esfinganina (Sa) y esfingosina (So) como biomarcador utilizado para evaluar la exposición a las fumonisinas, no existen biomarcadores validados para las especies acuáticas.
CONTROL DE LA SALUD Y EL COMPORTAMIENTO EN TIEMPO REAL
Teniendo en cuenta la naturaleza asintomática de la micotoxicosis, unida a la complejidad de los sistemas de producción acuícola, la monitorización en tiempo real de la salud y el comportamiento de las especies acuáticas no es todavía factible a gran escala (con pocas excepciones, por ejemplo, en la industria del salmón).
Por lo tanto, los modelos basados en IA que correlacionan los niveles de micotoxinas en los piensos con el rendimiento general de los animales, incluidos factores externos como las condiciones ambientales y las prácticas de gestión de las granjas, podrían proporcionar una comprensión más holística de los impactos de las micotoxinas.
Estos modelos podrían ayudar a identificar patrones difíciles de observar por el ser humano, como cambios sutiles en la ingesta de alimentos o en el comportamiento que podrían indicar una exposición a las micotoxinas.
Integrando estas tecnologías avanzadas, podríamos crear sistemas predictivos que anticiparan los riesgos, permitiendo estrategias de mitigación proactivas, en lugar de reactivas.
Esto supondría un gran paso adelante en la gestión de las micotoxinas en acuicultura, ayudando a las granjas a:
Detectar antes los problemas
Optimizar sus operaciones
Prevenir daños importantes tanto para la salud de los peces como para la rentabilidad de las explotaciones
EXPOSICIÓN A MÚLTIPLES MICOTOXINAS
Es esencial desarrollar una investigación más sólida y exhaustiva sobre la exposición a múltiples micotoxinas que se produce habitualmente en las condiciones reales de la acuicultura.
Con demasiada frecuencia, la investigación se lleva a cabo en condiciones muy controladas con niveles de toxinas poco realistas, lo que no se traduce en el entorno complejo y multifactorial de las granjas reales.
Los estudios del mundo real, junto con el análisis avanzado de datos, podrían proporcionar modelos más precisos sobre cómo las micotoxinas interactúan con otros factores de estrés, como la mala calidad del agua, las enfermedades y las condiciones ambientales, y conducir a ideas más procesables para la industria.